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domingo, 27 de febrero de 2011

Carta abierta a Ernesto Tenembaum (Respuesta a su nota "Nunca menos?" publicada en la revista Veintitres)

Ernesto:
No se porque, pero desde chico nunca me cerró la historia oficial de la Revolución de Mayo contada por Billiken.
Me costaba creer que Belgrano fuese ese sujeto débil y timorato tal como se lo graficaba, o que San Martin solo fuese un eximio andinista capaz de fajar a los españoles en algunas batallas. Mucho menos me cerraba el rol de French y Beruti, retratados como dos “buscas” entregando escarapelas a cambio de alguna donación.
Años después, el revisionismo histórico fundamentó mis dudas cuando supe quienes eran esos próceres, y que los presuntos “buscas” no eran tal cosa, sino mas bien se trataba de patriotas que, pistolón en la cintura, decidían en favor del bando patriota quien entraba y quien no al Cabildo. Y me pongo a pensar: ¿que hubiesen dicho Clarín y La Nación, Radio Mitre y TN de haber sido contemporáneos de los sucesos de Mayo? Permitime imaginarlo: “Piqueteros agreden peatones” o “La patota revolucionaria impide sesión” o tal vez “Otro acto de prepotencia del futuro oficialismo”. Y me imagino a los Morales Solá y a los Nelson Castro de la época horrorizados y repudiando estos actos. Por suerte aun no existían los monopolios periodísticos y los patriotas solo tuvieron que lidiar con los realistas.
Comienzo con estos párrafos, Ernesto, de una manera sumamente antojadiza y tendenciosa. Como tus escritos. No creas que solo vos podes ser tendencioso en tus notas, yo también. Luego si querés podríamos discutir la tendencia de uno y otro.
Lo cierto es que tu nota en “Veintitrés”, titulada “¿Nunca menos?”, termina por colmar mi paciencia, sobre todo ese pretendido tono sociológico que intentas imprimirle a la nota y que creo que en el fondo, solo busca diferenciarte del resto de los empleados de Magnetto como el periodista del grupo con mas llegada a cierto sector progre que aun no decidió su voto. Bastante pobre.
Pero como te anticipé, se me antoja solamente refutarte algo de tu nota, y voy a apuntar a una parte de ella. Una en la que particularmente te consideras fuerte. Me voy a referir a “las bravuconadas de Guillermo Moreno y a la mentira oficial del INDEC”, como decís en tu escrito.
¿Cuál es tu problema con el INDEC Ernesto? ¿Acaso tenés estudios o elementos como para presentarte en un juzgado y denunciar a Moreno? ¿Quiénes te asesoran al respecto, los intachables de Broda y Melconian?

Cualquiera medianamente informado sabe que las mediciones del INDEC le han hecho ahorrar al país millones de dólares en concepto de deuda externa. Deuda que esta atada a los índices inflacionarios, por lo cual, medida de otras formas también veraces, la deuda no evoluciona como a tus empleadores le gustaría. Porque lamento informarte Ernesto, que no solo sos empleado del Grupo Clarín, sos indirectamente empleado de Goldman Sachs y otras empresas que tienen intereses en el crecimiento de nuestra deuda externa, para ganar más dinero, sin importar si eso genera más pobres, mas indigentes y mas muertos.
Pero por supuesto que todo esto vos ya lo sabes, y por eso tus embestidas contra Guillermo Moreno. Por mandato de tus patrones, si, pero sobre todo porque el Compañero representa aquello a los que vos renunciaste: el patriotismo.
Estoy seguro que tu grupo debe haber investigado hasta el cansancio a Moreno. Desde micrófonos, espías, interceptarle comunicaciones, y todo lo que este a su alcance, ya lo han usado con el. Porque tienen los medios, la estructura, la gente y los intereses para hacerlo. Pero lamentablemente (para ustedes) no han podido encontrarle nada que lo comprometa. Por eso, día tras día, esa legión de socios de tu misma vergüenza, arremete una y otra vez turnándose o todos juntos, según la ocasión, contra Moreno. Como no existe forma de probarle un ilícito, entonces no les queda más que ir por sus modales.
¡Y que suerte para nosotros que tenga esos modales!
Lo prefiero millones de veces antes que esos pusilánimes y aprovechadores como Luis Juez, que siendo representante del Estado ante Papel Prensa (¿te suena esa empresa?) levantaba la mano y decía todo que si. Claro, hoy la mano vuelve y el contador de chistes profesional ha cimentado su campaña política gracias al Grupo y a lo que significa La Voz del Interior (¿sabes a que Grupo pertenece?) acá en Córdoba. Incluso vos, desde tu auto promocionado periodismo independiente y actitud progre, contribuiste con tus notas a esa promoción. Si Ernesto, ayudaste a construir la (falsa) imagen de Juez, pero arremetes a diario contra quien protege los intereses del Estado.
Y esta bueno que hablemos un poco del Estado. Porque cuando Moreno va con guantes de box a Papel Prensa, no es para llevarse unos mangos a su bolsillo, es para que, mediante la justicia redistributiva, nos lo llevemos todos a nuestras casas. Cuando Moreno les grita a los representantes de las petroleras, es para que todos podamos acceder a la educación. Cuando golpea la mesa ante los supermercadistas, es para que muchos más puedan acceder a la salud. Cuando disciplina a los harineros, es para que otros accedan a la vivienda.
Cuando vos le pegas a Guillermo Moreno, lo haces con el único fin de asegurarte en cambiar el auto o engrosar tu cuenta bancaria, y de paso, para congraciarte y garantizarte el laburo ante tus jefes.
Y eso te esta matando por dentro Ernesto. Guillermo Moreno no esta a la venta y es fiel a sus convicciones. Vos hace rato vendiste tus convicciones, y solo sos fiel a tu billetera.
Seguramente dirás que no se puede comparar a Guillermo Moreno con French y Beruti. ¿Y por que no? ¿Qué crees que hubiese hecho Guillermo en 1810 o que harían aquellos “chisperos” hoy como representantes del Estado en Papel Prensa o como Secretarios de Comercio?
Claro que los tiempos han cambiado, y los funcionarios hoy no andan armados, pero a veces los modales deben ser los mismos. Es necesario ante tanto realista suelto.
Terminando Ernesto, permitime que te diga que, entre Mauricio Macri y vos, lo prefiero al del PRO. El no intenta venderme lo que no es. Esta clarísimo lo que es y los intereses que representa. Vos sos una quinta columna dentro de un espacio que aspira a vivir en otro país, pero que apoyo los cortes de ruta junto a la SRA y al MST y que se escandalizó cuando Guillermo Moreno apareció con casco y guantes de box en el directorio de Papel Prensa.
Cuando vuelvas a criticar bravuconadas Ernesto, nunca olvides que trabajas para Magnetto, quien amenazó personalmente a la viuda de Graiver. Que trabajas para la apropiadora de hijos de desaparecidos de Noble. Que trabajas para Aranda, quien quiere inundar una provincia para beneficiar sus plantaciones de arroz. Que trabajas para Clarín, quien despide trabajadores por el solo hecho de ejercer su derecho a sindicalizarse. Que trabajas para la Goldman Sachs, que ayudó a empobrecer al Tercer Mundo y condenó a la muerte a millones de personas. Y no se puede ser el contador de Al Capone y creer que nada te salpica. Esos no son modales civilizados, Ernesto.
¿Y todavía te horroriza Guillermo Moreno?
¿Y seguís pensando que “Nunca menos” es una mala consigna?
Podría ser “No pasaran”. ¿Por qué no?
Aunque conozco una que seguro te gustará menos: “Ni olvido ni perdón”.

lunes, 21 de febrero de 2011

Un mastín cebado


Clarín es como un mastín cebado, enervado a la espera de cualquier rasguño que sufra el oficialismo para lanzarse voraz en busca de sangre. Desde que se asentó Martín García en Télam no ocultó su disposición a destrozarlo, alarmado por el sesgo militante y por lo tanto contenidista que le imprimiría a su gestión.


El cumpleaños de la presidente se presentó como una ocasión propicia: los errores formales de una efemérides y de presentación de la página sirvieron de pantalla para encubrir la debilidad de los fundamentos políticos de los multimedios monopólicos en su lucha contra los sistemas de información públicos.
El ataque se derivó a lo formal cuando no encontró sustento la línea inicial que consistía en atacar al oficialismo por presunta construcción personalista alrededor del cumpleaños presidencial. Cierto es que un sector de la militancia kirchnerista pretendió hacer del cumpleaños de Cristina motivo de una fiesta pública. Dos motivos lo sostenían: el enorme afecto que se extendió como un reguero de pólvora luego de la desgraciada muerte del ex presidente Néstor Kirchner y sus deseos que éste sentimiento la confortará en su primer cumpleaños sin su compañero y el segundo motivo era más puramente político ya que expresa la decisión del kirchnerismo de consolidar el liderazgo de Cristina al frente de este amplio movimiento.
Sin embargo la extrema moderación racional de la presidente no generó el eco necesario para que la convocatoria conocida días antes prosperara. Altamente conciente que el liderazgo sólido se construye desde la política, incluso evitando los rasgos folklóricos dignos de las republiquetas, ya desde el 2003 Néstor y Cristina demostraron sobradamente ser desafectos a los excesos simbólicos. En ese terreno los acompaño una sobriedad a al altura del crecimiento de la conciencia y la cultura de los pueblos. Por eso la oposición se vio desorientada cuando los festejos del Bicentenario: potente pero sin desbordes de protagonismo personalista.
El afecto y los sentimientos hacia los líderes y dirigentes solo pueden ser resultado de la acción de gobierno que gire sobre las necesidades y aspiraciones populares: así parece haberlo entendido el gobierno nacional y por eso los medios de la oposición necesitan forzar la realidad y agrandar las brechas para atacar al gobierno.

Lido Iacomini

martes, 15 de febrero de 2011

Estuvimos los blogueros en una charla informal con Carlos Tomada.



El compañero ministro habló como lo hace siempre: con lenguaje franco y directo.
Nos dijo de la necesidad que tiene el movimiento nacional y popular de acceder en esta instancia al gobierno de la ciudad para gestionar para todos.
La posibilidad es ahora.
El hecho de tener conexión y dirección congruente con el modelo encarnado por nuestra Presidenta Cristina Fernandez de Kirchner nos va a permitir llegar a construir una ciudad mas integradora, mas justa, sin caprichos ni justificativos.
En un momento se estableció este diálogo:


Carlos Tomada plantea la necesidad de llevar al Gobierno de la Ciudad la ideologia y la práctica de una administración que tienda a dar brillo y lustre a una Buenos Aires alicaída, sin alma y sin ideales.
Es necesario que nuestra Ciudad sea otra vez un faro que lleve al pais por un sendero de grandeza y felicidad.

Carlos Tomada parece ser el hombre que encarne ese derrotero.
Sin que nadie saque los pies del plato.
Por que en esto, estamos todos.




jueves, 20 de enero de 2011

Arena y bikinis sin control en Villa Soldati

 

Una playa con pomposa inauguración, ¿no es acaso un intento de hacer posar las miradas sobre ese mínimo espacio para considerar que representa una totalidad tan jovial y amable como la que transcurre sobre ese cúmulo de arena?
 
La creación de una playa citadina en el barrio de Villa Soldati, aquel que hace poco parecía el emblema de un país que “se prendía fuego”, se presenta como uno de los hechos que, no por trivial, deja de contener un importante simbolismo. Es verdad que ante la emergencia habitacional, los más entusiastas sostienen que ya que hay arena, ahora sólo falta la cal y los ladrillos. Pero no me quiero desviar en una crítica teñida de ideología. Prefiero enfocar el fenómeno, aun con licencias poéticas, desde diferentes ángulos. Me centraré en “la foto”: funcionarios con sombrillas, gorritas, merchandising y sonrisas amarillas, rodeados de un contexto de pobreza y marginalidad que es recortado por la imagen; culos en bikini en una pasarela “montada para desmontar” el paisaje circundante. Al igual que sucedía en aquel clásico del cine de Antonioni, Blow Up, el zoom hiperbólico nos hace olvidar que existe un contorno y un más allá de la imagen que observamos. Poco importa si es imposible zambullirse en el agua podrida, y menos aun interesa el cartel que gentilmente sugiere no caminar descalzo fuera del perímetro de la arena ante el riesgo de pisar elementos cortantes. Tampoco importa que la Metropolitana no esté en el barrio, porque se ha decidido darle prioridad a otras zonas de la ciudad. En este sentido podría invertirse el lema de aquella publicidad de gaseosas para decir “La sed no es nada. La imagen es todo.”
Sin embargo, no todo es crítica, pues a diferencia de lo que ocurre en nuestros hospitales, en la Pocitos autóctona de la zona sur, no hay prioridad para los habitantes de la ciudad, y el ciudadano no-porteño que viene a gozar de nuestras no-costas está sujeto al único mérito universal de “el orden de llegada” ciego al color de piel y al pasaporte argentino. En otras palabras, las duchas y las reposeras no están prohibidas para los negros más allá de que la conjunción de la estética macrista con el descontrolado aluvión zoológico que viene de las márgenes y no paga ABL, derive, a juicio de un artista warholiano-PRO, en una “intervención de taxis humanos sobre lo público”.
Pero al fenómeno del blow up le debemos sumar el éxtasis de todo buen publicista y estratega político, una suerte de orgasmo tántrico del “duranbarbismo”: la utilización de figuras retóricas, aquellas utilizadas por los sofistas en sus intervenciones allá por el siglo V de la Atenas de Pericles. El recurso retórico muestra que para convencer no hace falta la verdad y que existen numerosas estrategias para persuadir a un auditorio. En este caso puntual tenemos lo que se conoce como la “sinécdoque”, es decir, mostrar una “parte” y pretender con ella describir el “todo”. En este sentido, cuando en los ’90 se hablaba de desarrollo del país por el récord de inversión extranjera, o cuando hoy se dice que dado que el Indec miente, entonces todo el gobierno es una mentira, se está presentando sólo un aspecto como representativo de la totalidad de un sistema. Está claro que a simple vista parecemos hallarnos ante una pendiente resbaladiza por la cual es posible interpretar que la inversión extranjera en los ’90, hecho que descontextualizadamente podríamos pensar como positivo, suponía que el resto de la economía, y el país en general, iba viento en popa. En la misma línea están quienes se toman de la falta de credibilidad de las cifras del Indec para endilgarle falta de credibilidad al gobierno entero. Parafraseando a Juan Carlos Pugliese, uno les habla con el corazón (y con los principios de la lógica) y ellos nos responden, no sólo con el bolsillo, sino con la ideología, la diferencia de clase y, también, con una buena dosis de ignorancia. 
En este sentido, una playa con pomposa inauguración, ¿no es acaso un intento de hacer posar las miradas sobre ese mínimo espacio para, en una distracción, considerar que representa una totalidad tan jovial y amable como la que transcurre sobre ese cúmulo de arena?    
Por último, y ya que hablamos de ella, dedicaré el último párrafo a la romántica arena, esa en la que soñamos despedir el atardecer más allá de que muchos prefieran hacerlo en las costas uruguayas que no se ven afectadas por la ausencia de billetes, pues sólo a los montoneros autóctonos les falta previsión. Pero aceptemos que la arena es la arena siempre, aun cuando para pagar un pancho en la Bristol debamos hacerlo con débito automático.
Lo primero que me sugiere es un error de interpretación de las necesidades del porteño y de cualquier ser humano que intenta sobrevivir en una recalentada urbe de cemento. Para decirlo sin rodeos: quien tiene calor no quiere arena, quiere agua. De hecho, la arena es, muchas veces, el precio indeseado que debemos pagar por ir a una playa con agua apta para la zambullida humana. Pero nadie elige la arena en sí misma. Uno no entiende por qué los equipos del PRO consideraron que, más importante que el agua, era sumarle al porteño el deber de lidiar con la infatigable habilidad de esos granitos de arena que se esparcen en los lugares más recónditos de nuestro traje de baño, algo que más allá de las nuevas categorías del filósofo George Jakobson, afecta tanto a los humanos que hacen pis de parado como a los que lo hacen sentados.
Por todo esto, desde Parador Soldati, aperitivo en mano y sin hacer distinción entre bikinis nacionales controladas o bikinis extranjeras descontroladas, les sugiero cuidarse y, entre tanta “Claringrilla”, a estar atento, que dado que los incendios se apagan con arena, no sea cosa que el monopolio de los granitos esté en manos del PRO.

De Tiempo Argentino

martes, 14 de diciembre de 2010

Cristina: "Esto no se desmadró, esto se apadrinó"







 


La Presidenta advirtió que "seguirá de forma inquebrantable" tomando medidas que permitan el crecimiento del país, acusó a sectores políticos de montar "provocaciones y operaciones" y denunció que el conflicto por la toma de tierras en reclamo de viviendas en la Ciudad "no se desmadró" sino que "se apadrinó".

Al referirse a los hechos suscitados en la zona sur de la Ciudad por la toma de predios en reclamo de viviendas Cristina dijo que "algunos le echan la culpa a los demás en lugar de gobernar" y convocó "a todos" a "respetar la vida del otro".

La Presidenta inauguró hoy en José C. Paz un nuevo centro de documentación rápida y allí fustigó a quienes "desde el primer día" le pusieron "piedras en el camino" y a quienes "creyeron que no estando él (en alusión a Néstor Kirchner) "les iba a resultar más fácil" obstaculizar su gestión.

"Yo quiero decirles que desde algún lugar él me da la fuerza porque por algo fui su compañera durante 35 años bancando todo lo que había que bancar", expresó.

La jefa del Estado también dedicó una crítica a quienes "no pudiendo conquistar el lugar de Presidente por el voto popular hayan intentado socavar a los que sí lo logramos y entonces realizan provocaciones y operaciones que se ven todos los días".

Cristina advirtió no obstante que pese a "el dolor y la inmensa tristeza que tengo por la pérdida, les aseguro que voy a seguir de forma inquebrantable frente al pueblo, gobernando y tomando todos los días cada una de las medidas que han permitido el crecimiento del país".

En ese sentido, Cristina convocó a todos los argentinos a que "tengamos respeto por el otro, y por las diferencias" y que sigan "unidos con mucha fe en Dios y en uno mismo".

Añadió que pese a "algunos intentos y provocaciones" los gobernantes deben "tener serenidad y responsabilidad" porque de ellos depende "la vida y la suerte de más de 40 millones de argentinos".

"Depende de nosotros y no es quitándole la vida al otro como vamos a mejorar la vida de los argentinos. Eso es no creer en Dios, no tener fe", subrayó.

Cristina dedicó palabras de agradecimiento a su esposo y dijo que "fue él quien me enseñó que los gobernantes deben ponerse al frente de los problemas y no echarle la culpa a los demás".

"Díganme si alguna vez lo escucharon quejarse", sostuvo y recordó que Néstor Kirchner "fue un trabajador incansable, dedicó su vida a la militancia y por eso murió" y subrayó que "Kirchner sentía un entrañable amor por los sectores más vulnerables".

Señaló que "el compromiso de él y de su vida me lleva a afrontar con mayor fortaleza cada una de las provocaciones y operaciones" y aseguró saber "quienes son" los responsables de esas operaciones.

La Presidenta agregó que "con temple y fortaleza hay que asegurarle a la gente los derechos sin buscar en otros los culpables" y dijo estar segura de que la gente "nos seguirá apoyando".

En ese marco mencionó también la crisis de las reservas registrada el verano pasado y criticó a quienes "afirmaban que el país se destruiría" si se pagaba la deuda con reservas.

Volvió a enumerar los logros económicos y afirmó que "hoy a los argentinos nos va bien, pero parece que a algunos no les gusta que nos vaya bien".

Cristina dejó inaugurado el Centro de Documentación Rápida, dependiente del Registro Nacional de las Personas, junto a gobernador bonaerense, Daniel Scioli; el ministro del Interior, Florencio Randazzo, el intendente Mario Ishii y otras autoridades.

De Telam

lunes, 13 de diciembre de 2010

Acerca de patrañas e infundios

Cito a Horacio Verbitski para no ser reiterativo y por no tener a mano informes similares de los que 
se nutre
 
 
Sin la inmigración producida desde 1950 a la fecha, la Argentina tendría hoy 8,7 por ciento menos de habitantes, su producto interno bruto sería por lo menos 36 por ciento más chico y el producto bruto per cápita 25 por ciento más reducido. Esto demuestra que la inmigración ha resultado benéfica para los argentinos nativos, incluyendo a los vecinos de clase media de Villa Soldati, Villa Lugano o el Bajo Flores, que se indignan contra lo que sienten como una invasión amenazante y, sin duda, para el ingeniero Macrì, cuya empresa constructora hizo fortuna con la plusvalía del trabajo de albañiles bolivianos y paraguayos. Esas ganancias son mayores, cuanto menores son los derechos de que goza esa mano de obra.

Es decir que el discurso discrimitario, miedoso, mentiroso, fabuloso que determinados sectores 
de la clase media repiten por temor, error o intención, queda desarticulado.

Por otro lado no es necesario ser muy lúcido para darse cuenta que los grandes 
paises tienen tambien grandes poblaciones y casi no existe (no lo registro) nación 
poderosa con población escasa.

Cualquiera sabe que una industria es mucho mas eficiente en tanto y en cuanto
aumente su producción. La misma está ligada a la demanda.

Esto hace que sería interesante pensar en un país con mas de 100 millones de 
habitantes y descartar la idea de la republiqueta bananera de 15 millones 
a la que nos quisieron someter los gobiernos desde el 55 en adelante.
 

domingo, 5 de diciembre de 2010

Cita en el Florida Garden

por  Marcos Taire
Le pidió trabajo a Joaquín Morales Solá, éste lo citó en el Florida Garden pero no fue. En su lugar llegó una patota 

Llegamos a Buenos Aires a fines del caluroso enero de 1977. Gracias a la solidaridad de los maestros bonaerenses, nos alojamos en un hotel del Suteba que estaba ubicado en la esquina de avenida Caseros y Bolívar. Había conocido a esa gente por mi amistad con Isauro Arancibia, el más grande dirigente de los maestros tucumanos y uno de los mayores gremialistas de Tucumán, que había sido asesinado el 24 de marzo de 1976, a minutos de lanzado el golpe de Estado.

El hotel era una vieja casona que, según decían, había sido la residencia de la familia Canale, los de las galletitas. De su esplendor quedaban muy pocos vestigios. Era, entonces, un caserón en mal estado, con sólo un baño en cada piso, que debíamos compartir todos los pasajeros. Para nosotros, con un hijo de apenas un año, se nos hacía difícil vivir allí, pero no teníamos recursos para otra cosa. En un viejo calentador Bram Metal mi mujer se las ingeniaba para cocinar, apuntando hacia la ventana que daba a la calle Bolívar, a espaldas de los administradores, porque eso estaba prohibido. Lo hacíamos, sin embargo, a pesar de la culpa que sentíamos.


Desde el primer día encaré la tarea de buscar trabajo. No tenía casi contactos en la gran ciudad. Sin embargo, había tucumanos que tenían cargos importantes en el diario Clarín y hacía allí fui. Me presenté en portería y pregunté por el Colorado Ricardo Kirschbaum, quien me recibió en la redacción. Mi impresión fue que no le causó gracia que yo me apareciera por allí, pero de todas maneras me alegró que me atendiera. Le expliqué mi difícil situación y se atajó diciéndome que no tenía posibilidades de conseguirme un puesto en la redacción. Le aclaré que no pretendía un laburo como periodista y que estaba dispuesto a cualquier cosa, hasta limpiar los baños si fuera necesario, con tal de tener un salario para mantener a mi familia. Me reiteró que él no podía hacer nada. De todas maneras, le pregunté si me hacía el favor de gestionarme una entrevista con Joaquín Morales Solá, que era la segunda autoridad de la redacción. Se levantó, fue hasta una puerta que estaba al fondo, a la izquierda de la redacción y entró. Demoró poco, apenas un par de minutos y regresó con un papel que me entregó, diciéndome que era el teléfono particular de Morales Solá, que lo llamara al día siguiente antes del mediodía. Y me fui.

En el hotel mi mujer no se sorprendió que el Colorado me hubiera echado flit, como decíamos en esa época. Y fue pesimista respecto de la llamada que haría a Morales Solá. A pesar de no tener muchas esperanzas, al día siguiente, poco antes del mediodía lo llamé. Me saludó con frialdad, pero me citó para una reunión esa misma tarde, a las cinco, en el bar Florida Garden. Tuve que preguntarle dónde era, porque ni lo había escuchado nombrar. Florida y Paraguay, me dijo.

Cuando llegó el momento me bañé, me puse el único traje que tenía, una linda camisa celeste que había comprado en Casa Muñoz y una corbata que hacía juego. Estuve sentado en una mesa del Florida Garden durante más de una hora. El lugar me pareció extraño. Había una fauna muy rara y, por vicios de militancia, deduje que había servis a granel. Pero esperé y a cada rato me tranquilizaba a mí mismo relativizando la demora que finalmente fue faltazo. Pagué el café que consumí y me fui.

Esa noche casi no dormí. Tenía bronca e impotencia. Las imágenes se sucedían acentuando el sabor amargo, la humillación del hombre al que no le gusta pedir, que debe pasar inadvertido y necesita desesperadamente trabajar, en lo que sea, para mantener a su familia. Qué tiempos duros, por favor…

Pero había que seguir.


A media mañana salí a buscar un teléfono y desde un bar que estaba sobre Caseros, casi llegando al Museo Histórico Nacional, llamé a Morales Solá. Se mostró sorprendido al principio, pero después justificó su ausencia por una reunión en no sé qué ministerio que se había prolongado más de lo previsto. Volvió a citarme a la misma hora en el mismo lugar.

Apenas le conté a mi mujer lo charlado con Morales Solá, me disparó sin dudar: “no vayás, ese te va a entregar”. Discutimos, pero le demostré que no tenía fundamentos para semejante sospecha. Esa tarde llegué a la esquina de Florida y Paraguay un par de minutos antes de las cinco. Eché un vistazo al interior del bar, comprobé que el hombre no había llegado y salí a la calle. Caminé unos metros por Florida y me quedé bajo un portal desde el que podía ver la entrada y salida de los parroquianos del Florida Garden. Me reprochaba a cada instante que la advertencia de mi mujer hubiera impactado tanto como para hacerme dudar e impedido quedarme sentado en una mesa y tomado un café. Así fueron pasando los minutos y a las cinco y media de la tarde de ese caluroso febrero de 1977 ocurrió algo que por años quedó grabado en mi memoria. Varios autos particulares, todos Ford Falcon, llegaron a la esquina y de ellos bajaron una decena de personajes muy típicos del momento. Estaban de civil pero todos sabíamos que eran policías, como diría años después Rubén Blades en su inolvidable Pedro Navaja. Efectivamente, entraron al Florida Garden. Algunos ocuparon lugares estratégicos, mientras otros recorrían las mesas pidiendo documentos de identidad a los presentes. Todo no duró más de cinco o diez minutos. Como llegaron, salieron, subieron a sus autos y se fueron. Después de ellos yo también me fui. Desde ese día siempre le dije a mi mujer que le debía la vida por su advertencia.

Unos días después conseguí trabajo, gracias a la solidaridad de un par de amigos maravillosos, Pancho Martini y Mario Monteverde. Entré a trabajar en la madrugada de Radio Rivadavia y desde allí hice una carrera sencilla pero satisfactoria. Trabajé en media docena de medios de Buenos Aires y me fue bien, regular y mal, como son las cosas de la vida. Tuve actuación pública, milité en el gremio de prensa y cuando llegó la democracia en 1983 fui designado director de Radio Excelsior.

En los años que llevo vividos en Buenos Aires, nunca me llamó Morales Solá para pedirme disculpas, ni para justificar porqué no llegó a esa cita.


De Miradas al Sur